Generar confianza en la economía circular
- MarketingPCJ

- 30 sept
- 2 Min. de lectura
Estamos en un punto de inflexión. En todo el mundo, las economías enfrentan presiones convergentes: desde la inseguridad de los recursos y la disrupción de las cadenas de suministro, hasta la volatilidad geopolítica y los impactos provocados por el clima. En este contexto, la transición hacia una economía circular no es una meta aspiracional para “salvar el planeta”. Es una necesidad estratégica. Pero la circularidad no se logrará mediante ajustes incrementales a sistemas lineales. Una verdadera economía circular requiere una transformación fundamental del mercado. Exige nuevos modelos de negocio, nuevas cadenas de valor y una reconfiguración de los flujos financieros. El capital debe alejarse decididamente de actividades extractivas y degenerativas, y dirigirse hacia inversiones que mantengan los materiales en uso, regeneren los sistemas naturales y generen valor a largo plazo.
Este cambio no ocurrirá de manera uniforme ni lenta. Los puntos de inflexión —momentos en los que el cambio se acelera y se vuelve auto-reforzante— serán fundamentales. Pero con demasiada frecuencia, el progreso queda atrapado en “proyectos héroes” aislados: celebrados pero no escalables, valiosos pero insuficientes. Para impulsar un cambio a nivel sistémico, debemos pasar de los márgenes al centro. Las finanzas tienen un papel catalizador que desempeñar. Desde modelos de producto como servicio hasta reparación, arrendamiento y logística inversa, los modelos de negocio circulares desafían las ideas tradicionales de propiedad y valor de los activos. Necesitan mecanismos financieros innovadores que estén a la altura.
Las empresas no invertirán en rediseñar productos y operaciones para que sean duraderos, reutilizables o remanufacturables a menos que confíen en que habrá demanda, infraestructura y estabilidad normativa que respalden esos esfuerzos. Los responsables políticos difícilmente introducirán incentivos audaces o regulaciones a menos que confíen en que la industria responderá de manera constructiva y los consumidores se adaptarán. A su vez, los consumidores deben confiar en que los productos circulares —ya sean arrendados, reutilizados o reacondicionados— cumplirán con sus expectativas de calidad, seguridad y valor. Y los inversionistas necesitan tener confianza en que los modelos de negocio circulares no solo son responsables, sino también viables comercialmente y resilientes a lo largo del tiempo. La confianza no es un concepto blando: es la base esencial para la participación, la colaboración y la escalabilidad.
Los beneficios económicos y estratégicos son claros. La circularidad fortalece la competitividad industrial, reduce la dependencia de importaciones críticas y crea empleos locales de alta calidad. Estas son prioridades para cualquier gobierno que se tome en serio la seguridad, la resiliencia y la prosperidad a largo plazo.





Comentarios